La Vista: Arquitectura Sensorial en el Spa · Los 5 sentidos
- Meritxell Llorca
- 12 sept 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 oct 2023
Uno de los elementos que intervienen en la configuración de una arquitectura sensorial en el spa, es precisamente nuestra capacidad de percibir. Los sentidos son nuestra más importante herramienta en la experiencia del cliente, por tanto, debemos agudizarlos y desarrollarlos al máximo en nuestro entorno profesional.
Los sentidos son el mecanismo fisiológico de la percepción, y permiten percibir lo que está a nuestro alrededor, así como determinados estados internos del organismo. Los utilizamos para obtener información, conocer y relacionarnos con nuestro entorno. También utilizamos los sentidos para protegernos.
El proceso de la percepción sensorial* inicia cuando los órganos de los sentidos (ojos, boca, nariz, piel y oído) captan estímulos que son convertidos en señales que se envían al sistema nervioso. El sistema nervioso procesa las señales de los receptores y elabora órdenes a los efectores. Estos reciben las órdenes del sistema nervioso y ejecutan las respuestas que corresponde.
El estudio y clasificación de los sentidos se lleva cabo por muchas disciplinas, sobre todo la neurociencia, la psicología cognitiva y la filosofía de la percepción. Aunque tradicionalmente se hablaba de cinco sentidos, hoy en día se distinguen más, si bien los investigadores no se ponen totalmente de acuerdo en cuanto a su número y clasificación.
Es por ese motivo que, haremos una clara distinción entre el estudio de los cinco sentidos y los sentidos de percepción que intervienen en la experiencia del cliente.
Los cinco sentidos son:

En este seguido de artículos, analizaremos con detenimiento cómo funciona la percepción en cada uno de ellos y su relevancia dentro de nuestro ámbito de trabajo.
VISTA

El sentido de la vista nos permite identificar nuestro entorno de una manera gráfica, es decir, nos informa del tamaño, la luminosidad, el volumen, posición, distancia, color y forma de lo que nos rodea y se encuentra en nuestro campo de visión.
El proceso cerebral que nos permite interpretar los impulsos de luz que recogemos y los convierte en imágenes, es uno de los grandes misterios de la ciencia en la actualidad. Lo que sí sabemos es que la información visual se recoge gracias a la vibración de la luz y viaja desde los ojos hasta el cerebro.
¿Cómo percibimos las imágenes?
Somos capaces de identificar y distinguir imágenes gracias a nuestro cerebro que es capaz de codificar todas sus características por separado, como si dibujásemos una figura siguiendo unas instrucciones procedentes de distintas fuentes de información, como un mosaico. Algunas de esas características son la forma, el tamaño, la cercanía, el volumen, el color, la textura, su posición y el contexto.
El estímulo que necesitamos para empezar este complejo proceso es la luz, que se transmite por ondas electromagnéticas. El ojo se ajusta y modifica para recibir el estímulo de luz apropiado.
Los elementos visuales que detectará un cliente son:
La luz entra a nuestros ojos como un 'código', transmitiéndose en forma de impulsos químico-eléctricos al cerebro, donde la imagen se interpreta y es 'decodificada' por un proceso psíquico-químico.
Desde la iluminación, enfatizamos sensaciones. La presencia o ausencia de luz permite que un espacio sea más vivo, más apagado, con más contraste, etc. Jugar con la luz es saber dar sombra, pero también cómo apagar una habitación sin que parezca sombría.
Tipos de luces
La luz directa es la que tiene una fuente visible que la produce, una lámpara o bombilla son buenos ejemplos. Mientras, la luz indirecta es aquella que proviene del ambiente en general del lugar. En ambos casos pueden ser artificiales (luz eléctrica) o naturales (como la luz del sol). Ambos tipos de luces entonarán emociones diferentes. Por una parte, la luz indirecta nos dará sensaciones más sutiles como la de estar en el hogar, calidez, etc. Por otra, la luz directa puede indicar intimidad, atención y cuidado, pero si está mal empleada, frialdad.
Ausencia de luz
La ausencia de luz, es igual de importante. Las sombras nos ayudan a dar calidez a la habitación y crear ambientes más íntimos, donde el cliente no se siente tan expuesto.
Elementos que aportan luz
Bombillas o lámparas: La iluminación por medio de estos elementos, adquiere en el escenario spa un valor diferente. La correcta disposición de los focos nos permitirá generar un juego de luces y sombras que invita al recogimiento, a la desconexión con el exterior y a la inmersión absoluta en un auténtico deleite sensorial.
Para lograr tales objetivos, recomendamos:
· Usar luz indirecta, ya que es menos agresiva
· Luces en tonos amarillos, son menos agresivos
· Tener focos de intensidad regulable, pues facilitan graduar la luz según las necesidades del terapeuta
Velas: De naturaleza sugestiva, sugerente, cálida e hipnótica, las velas son un elemento imprescindible en el Spa con el que crear atmósferas acogedoras y relajantes. Más allá de su valioso papel decorativo, intervienen sutilmente en el desarrollo global de diferentes tratamientos.
2. Decoración
La decoración es un elemento visual que nos ubica y le otorga consistencia y coherencia al ambiente.
En todo spa, la decoración debe comunicar tranquilidad y quietud, por lo que todos los elementos y materiales que en ella se conjugan (colores, muebles, textiles, accesorios, etc.) deben trasmitir armonía y ser cónsonos con la filosofía y el concepto Spa creado.
Igualmente, la naturaleza ha de tener influencia en el diseño interior. Una combinación perfecta de materiales naturales, como gua, madera, piedra o arcilla, junto a materiales artificiales como hormigón o cristal, tendrá un efecto positivo la apreciación y sensación de bienestar de los huéspedes.
Si bien la decoración incide directamente sobre habitaciones, paredes, accesorios, herramientas de trabajo y elementos ornamentales, solo con cerrar los ojos, todo eso se desvanece. Lo que significa que eso únicamente nos es de utilidad cuando el cliente tiene los ojos abiertos. No obstante, cuando cerramos los ojos los demás sentidos se agudizan. En este caso, el oído, olfato y tacto, siguen muy atentos, por cuanto debemos estimularlos con detalles decorativos que fomenten la experiencia del cliente.
3. Orden Visual
En el orden visual no intervienen la suerte ni o la inspiración, sino la capacidad de seguir ciertas reglas o protocolos, sencillos de aprender y no tan difíciles de aplicar. Estos lineamientos vienen determinados por el espacio, la simetría o asimetría, los contrastes, la perspectiva y el movimiento. Si obedecemos a estos preceptos, nuestras instalaciones se percibirán ordenadas e inmaculadas.
*Para mayor información, ver: